Frases que nunca debe pronunciar un emprendedor
Ya no es sólo que un emprendedor deba adaptar su discurso a cada interlocutor: hay frases impronunciables para un empresario. Son éstas.
A ti no se te paga por pensar
A un empleado…
Víctor Küppers, conferenciante y profesor de Dirección Comercial en la Universidad Internacional de Cataluña, señala estas frases como impronunciables para un emprendedor: Da gracias de que te doy trabajo. Si no te gusta tu trabajo, te vas porque hay cola de personas esperando. A ti no se te paga por pensar, así que limítate a hacer lo que te digo.
Pretender que un empleado deje siempre en un segundo plano su vida personal con frases del estilo Los problemas se quedan en la puerta es, según Paco Lanas, otro grave error que nos distancia de los empleados.
No tienes ni idea de lo que haces
A un socio…
“No tienes ni idea de lo que haces”. “Yo trabajo y me implico más que tú”. “La empresa es más mía que tuya”. Estas son frases que, apunta Paco Lanas, fundador de la startup Fanscup, enturbiarán la relación entre socios para siempre.
Por otro lado, recuerda Rubén Justo, CEO de Metrikea, que «el mejor asesor que puede tener un emprendedor debería ser su propio socio», motivo por el que se supone le eligió como compañero de viaje. «Menospreciarle a él implica, pues, degradarte a ti mismo», asegura.
En el lado opuesto, y también contraproducente, puede ser “decirle que le vas a querer para siempre”, señala Sergio Fernández, responsable del Instituto Pensamiento Positivo. “Todos sabemos que las relaciones empiezan y acaban y, posiblemente, una de las mejores maneras de que duren para siempre es determinar de antemano qué pasaría si alguno quisiera salir de la relación empresarial», asevera.
No sabes lo que quieres
A un cliente…
Menospreciar al cliente, tanto a una empresa como a un usuario final, con comentarios del estilo Sólo me importa mi negocio, Os equivocáis de estrategia, No tenéis claros vuestros objetivos, o incluso No sabes lo que quieres, indica Paco Lanas, «puede ser la vía más rápida para perderlos».
Por eso, para Sergio Fernández, nunca debemos hablar de “algo que nuestro producto o servicio no pueda solucionarle. Nuestro trabajo como emprendedores consiste, primero, en determinar un problema y encontrar una solución y, segundo, encontrar a alguien que tenga ese problema y esté interesado en solucionarlo. Si no podemos ayudar a nuestro cliente es mejor invitarle a que no compre”.
Tampoco es cuestión, de decirle “usted siempre tiene la razón”, según Víctor Küppers, sino más bien de dar una respuesta razonada y en ese mismo momento, en lugar del consabido “le diré algo cuando pueda”.
Nos estamos sobredimensionando
A un inversor…
Prohibitivas son, en opinión de Paco Lanas, frases como No sé en qué vamos a emplear el dinero que has invertido, Nos faltan conocimientos sobre nuestro sector o Nos estamos sobredimensionando.
Ya en el platillo de la arrogancia el mayor riesgo que observa Sergio Fernández es el de “la generación de demasiadas expectativas”.
Ya veremos cuándo te puedo pagar
A un proveedor…
Aquí son los plazos y los pagos los que imperan en el discurso y la amenaza de su incumplimiento lo que lo enerva. Así que habrá que erradicar frases del tipo “ya veremos cuándo te puedo pagar” o “es que estoy pendiente de…”.
“El dinero es la sangre del sistema económico –dice Sergio Fernández-. Si el dinero no circula las empresas mueren como una persona moriría sin sangre. Es vital que nuestros proveedores cobren lo antes posible y para ello es importante pagar tan pronto como podamos para mantener viva nuestra empresa y las de nuestros proveedores».
Fuente: Emprendedores