Los 7 pecados alimenticios del emprendedor moderno - Movlim

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Los 7 pecados alimenticios del emprendedor moderno

Como las personas ocupadas que somos, tenemos una rutina que repetimos día tras día: nos levantamos, corremos al trabajo, revisamos correos, corremos a la junta, contestamos más correos y volvemos a correr a otra junta. Inmersos en el ajetreo diario, solemos olvidarnos de algo fundamental: nuestra salud.

¿Comer con calma? ¿Prepararnos algo nutritivo? Bah: tenemos cosas más importantes que hacer, así que nos conformamos con darle una mordida a nuestro sándwich mientras tecleamos en nuestro escritorio. Pero, ¿en serio eso es lo mejor que podemos hacer? ¿Podríamos adoptar hábitos alimenticios que nos hagan sentir mucho mejordentro y fuera de la oficina?

Platicamos con Debby Braun, ingeniera en alimentos egresada de la UAM y vocera de Canola Info, sobre los peores hábitos nutricionales y la mejor forma de contrarrestarlos. Si quieres obtener la energía que necesitas para dirigir un proyecto, ¡ponlos en práctica de una vez por todas!

Pasar horas sin comer

Seguramente te ha pasado: estás tan ocupado que, cuando te das cuenta, ya llevas 6 horas sin comer. Entonces llega la hora de la comida e ingieres cualquier cosa que se te ponga enfrente. De acuerdo con Braun, éste es uno de los peores hábitos que una persona puede desarrollar. “Para mantener un nivel de glucemia constante en la sangre –y sentirnos con energía– es crucial que hagamos por lo menos tres comidas fuertes al día y dos colaciones. No deberían pasar más de 4 horas entre cada comida”. De lo contrario, podríamos sufrir “bajones” importantes de energía. Por si fuera poco, comer pocas veces al día enlentece nuestro metabolismo y puede llevarnos a padecer sobrepeso.

Desayuna temprano y, a mediodía, incluye una colación de hidratos de carbono en tu dieta. Cambia las galletitas y el pastel de cumpleaños por un sándwich de pan integral con queso fresco, nueces, almendras, arándanos, una fruta o un yogur natural. Procura programar tus comidas en horarios fijos.

Comer porciones demasiado grandes

“Sírvame más de eso, por favor”. ¿Te suena familiar esta frase?

Es lógico: pasamos tanto tiempo sin probar un solo bocado que cuando lo hacemos pedimos porción doble. Y comemos tanto que al terminar nos sentimos a reventar y lo único que queremos es ir a dormir al coche (sí, el tristemente célebre mal del puerco). “Los mexicanos estamos acostumbrados a comer cantidades muy grandes de proteínas y carbohidratos, y es importante que aprendamos a medir nuestras porciones”, comparte la experta.

Braun recomienda ingerir 120 gramos –lo proporcional a la palma de tu mano– de carne magra (sin grasa), pollo sin piel o pescado, lo mismo de cereales integrales, pan integral o carbohidratos complejos –como papa, camote o tortilla– y verduras –entre más variados sean sus colores, mejor–.

Botanear

Dan las 12, te entra un antojo irrefrenable por una bolsa de papitas y, cual zombi, te levantas a la maquinita para surtirte de comida chatarra. Esto de por sí es malo una vez, pero ¿imaginas el efecto de hacerlo todos los días? Además de elevar considerablemente tu probabilidad de sufrir sobrepeso, este mal hábito te resta energía e incide en tu lucidez mental.

“Sustituye las galletas o las papitas por dos colaciones, una a mediodía y otra un par de horas después de comer. Si quieres algo dulce, opta por un puño de almendras tostadas con arándanos o una fruta, de preferencia de temporada y que contenga fibra, como mango o papaya. Esto te proporcionará una sensación de saciedad que se prolongará por bastante tiempo”, comparte Braun. 

Comer siempre lo mismo

Muchos emprendedores exitosos afirman que tener una rutina para “trivialidades” les permite liberar atención y dedicarla a “cosas más importantes”. Mark Zuckerberg usa siempre la misma sudadera, y Leo Widrich, un joven dueño de una compañía de redes sociales, come siempre lo mismo. Pero, ¿qué tan saludable es esto?

De acuerdo con la nutricionista, comer variado es mucho más que un capricho: es una forma de asegurarnos de que estamos obteniendo los nutrientes adecuados. “Entre más variedad de color existe en tu plato, mayor variedad de vitaminas y minerales estarás ingiriendo”, explica. Procura mezclar verduras verdes, rojas, oscuras y anaranjadas. Asimismo, incluye en tu dieta proteínas de buena calidad, como salmón, atún y sardinas, carnes sin grasa, como filete de res o tampiqueña, pechuga de pollo sin piel y carne de pavo. Prefiere los quesos frescos –como cottage, panela, canasto y requesón sobre los semimadurados o madurados. Estos pequeños cambios harán una gran diferencia en tu salud y tu estado de ánimo.

Saltarse el desayuno

La gran mayoría de las personas ocupadas se salta el desayuno, y esto tiene consecuencias graves sobre la salud. Además de predisponernos a aumentar de peso, brincarse esta comida incrementa las posibilidades de sufrir un ataque cardiaco, sentir cansancio durante el día o padecer gastritis.

¿El desayuno ideal? Una porción de fruta y un carbohidrato complejo, como cereal integral o avena. Otra opción, añade la experta, es preparar un jugo verde con naranja, toronja y algunas verduras con fibra, como apio, y sin añadir azúcar refinada. “Esto nos dará energía de acción prolongada, además de una sensación de saciedad que evitará que comamos cualquier chatarra que nos encontremos en el camino”.

Comer pesado

Si tus comidas suelen incluir porciones muy grandes y alimentos fritos, lo más probable es que, después de comer, estés que mueres de sueño. Si una persona debe consumir 2 mil kilocalorías diarias, lo ideal es que aprenda a distribuirlas a lo largo del día: 15 a 20 por ciento en el desayuno; 10 a 15 por ciento en las colaciones, 35 en la comida, 10 a 15 en la otra colación y el 15 a 20 por ciento restante, en la cena.

“Si sólo en nuestra comida ingerimos del 50 al 60 por ciento del aporte diario de kilocalorías, es lógico que el cuerpo requerirá mucha mayor energía para metabolizarlo, y en lugar de sentirnos satisfechos y activos, tendremos una sensación de pesadez”, comenta la experta.

Comer frituras

Seguro lo has escuchado hasta el cansancio: comer alimentos fritos con frecuencia es uno de los peores hábitos que podrías desarrollar. Sin embargo, aunque en todos lados se habla de lo dañino que resulta esto, la primera causa de muerte en México siguen siendo las enfermedades cardiovasculares, seguidas por la diabetes –ambas condiciones relacionadas con los malos hábitos alimenticios–.

Sustituye las grasas animales por las saludables. Es más sencillo de lo que crees: “en lugar de comer quesadillas fritas, pídelas al comal. Pide tu pechuga a la plancha sin mantequilla, o cocínala con aceite de canola (el de oliva es saludable cuando está crudo, pero al cocinarse pierde sus propiedades)”. En el día a día evita comer tocino, cortes de carne grasosos, salchichas (que además están saturadas de sal) y prefiere las almendras, los cacahuates, el aguacate, el aceite de oliva o canola… Estas grasas protegen tu corazón en lugar de saturarlo de colesterol.

Ahora sí, ¿listo para redimirte de los pecados alimenticios y convertirte en un emprendedor saludable?

Fuente: Entrepreneur

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