Si no tienes salud, no tienes negocio - Movlim

Blog

Si no tienes salud, no tienes negocio

Acompáñenme a escuchar esta triste historia: mi camino emprendedor empezó como el de todos, con el sueño de independizarme y tener algo propio.

Antes de eso, lo único que yo sabía era que el ritmo de trabajo y el estrés con el que vivía no podían continuar por ese camino porque mi cuerpo iba a terminar agotado.  El deseo se hacía cada vez más grande y el estrés de querer hacer algo mío y balancear el trabajo de oficina no ayudaba. Pasaba cada vez más días haciendo home office porque las náuseas o la migraña no me daban para salir a la calle.

A todos les ha pasado, viven estresados por el trabajo sin tiempo para que el cerebro procese cualquier enfermedad y nos la pasamos ignorando las señales de que nuestro cuerpo ya no aguanta la tensión.

Luego, un día pedimos vacaciones y no importa los planes que hayamos hecho, nos enfermamos. Nos da gripa, nuestro estómago no tolera la comida, se nos rompe un diente. Siempre pasa, el día que tenemos un “respiro” el cuerpo hace catarsis y nos enfermamos.

La vida de emprendedor y la incertidumbre del estrés, el dinero o la carga de trabajo hace que nuestro cuerpo reaccione de maneras insospechadas a la experiencia de emprender. Me pasó a mí, cuando finalmente dejé mi trabajo de oficina para buscarme clientes, un socio y empecé a trabajar en el famosísimo plan de negocios, me enfermé. Nada grave, una de esas gripas que te duran tres días y que te quitas con té y jugos de naranja o eso era lo que yo creía. Me enfermé dos veces, y la gripa no me duró tres días, duró una semana.

A los emprendedores nos gusta engañarnos a nosotros mismos al punto de pensar que enfermarse es un lujo, “¡Pero querías ser emprendedor!” pensé. “No tengo dinero para pagar un doctor”, me dije, pero la gripa ya era tan insoportable que finalmente consulté a uno de esos doctores que atienden junto a la farmacia de conveniencia.

Tuve la fortuna de toparme con un doctor que expresó preocupación por otros síntomas en mi cuerpo que poco tenían que ver con la gripa. Tuve que ser honesta con él, había un par de enfermedades hereditarias en mi familia que me preocupaban “pero me da miedo pagar un especialista para que me diga que solo es estrés y que no tengo nada”, recuerdo haberle dicho.

Era verdad, llevaba casi un año pensando que probablemente necesitaba visitar un endocrinólogo que me confirmara que el hipotiroidismo de mi madre podía ser hereditario, así como la diabetes de mi abuelo, pero como ninguno de los síntomas obvios se habían presentado, lo había estado dejando para otro momento.

Siempre dejamos a los doctores para otro momento. Mi miedo no era que me diagnosticaran alguna enfermedad, era gastar ese dinero y que me dijeran que estaba bien y que «solo era estrés», porque cuando eres emprendedor cada peso cuenta y le atribuimos los malestares a nuestro estilo de vida.

Afortunadamente ese doctor entendió mi miedo ya que los síntomas que padecía (cansancio, ligera depresión, dolores de cabeza y ansiedad) a mí me hacían mucho sentido con la etapa de emprendimiento que estaba viviendo y ninguno de ellos me parecía extremo. Entonces me dijo:

“Invierte en hacerte los estudios y ven a verme, no te puedo diagnosticar, pero si puedo decirte si pagar el especialista es necesario.”

Eso hice.

Si pensamos en nuestro negocio como un patrimonio, de nada nos sirve si el cuerpo no está lo suficientemente funcional para trabajarlo y cuidarlo.

Los emprendedores tenemos mejores cosas en las que invertir nuestro dinero o al menos eso nos gusta creer. Hoy les digo que la salud no es un gasto ni un lujo, es una inversión. No importa cuántos socios o empleados tengamos, nadie cuidará nuestro negocio como uno mismo y no podemos hacernos cargo si el cuerpo no nos lo permite.

Como parte del proceso poco a poco he aprendido que visitar a un médico cuando algo no se siente del todo bien me da la paz mental que necesito para concentrarme en el resto de los pendientes del trabajo y el emprendimiento.

Por experiencia personal les digo que aunque en los momentos de pobreza extrema emprendedora parezca más un gasto que una precaución, vale la pena pagar los seguros que ofrece el banco, conocer las clínicas cercanas a casa y vaya, hasta mantener cerca a un amigo doctor, si es que lo tenemos.

Ustedes, como yo, podrían estar padeciendo malestares pensando «Pero querías ser emprendedor y te aguantas», cuando en realidad no tendríamos por qué sufrir tanto.

El doctor me dio una lista de suplementos y vitaminas y además me recomendó hacer yoga para poder trabajar más y mejor. Como medida personal, procuro ser más consciente de lo que como y me aseguro de tener ratitos de ocio para la paz mental.

Y ustedes, ¿qué hacen para cuidar la salud y lidiar con los síntomas del emprendimiento? 

¿Tienes consultas? ¡¡¡Escríbenos!!!