¿Es recomendable hacer negocios o emprender con los amigos? - Movlim

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¿Es recomendable hacer negocios o emprender con los amigos?

Emprender y hacer negocios con amigos cercanos o familiares es una práctica común, pero no es la más recomendable.

Es cierto que nada es absoluto en la Vida y hacer generalizaciones es un mal hábito, sin embargo las consideraciones sobre este tema responden a la experiencia de muchos y es bueno tomarlas en cuenta.

La vieja frase: “negocios son negocios”, que muchas veces es evaluada negativamente, expresa una realidad que no debe desconocerse. Los intereses del Negocio no responden solo a los gestores, lo hacen fundamentalmente a los clientes, colaboradores, inversores e incluso a coyunturas y perspectivas de futuro.

La amistad y las obligaciones filiales no siempre coinciden con los intereses mayores que debe precautelar el Negocio, y por efecto de ello las relaciones (o el Negocio), pueden quedar afectados.

Para evitar efectos negativos, la visión de los intereses del Negocio debe ser compartida extensamente entre amigos o familiares que lo gestionan, y esto tiene, estadísticamente, una ocurrencia muy baja.

La responsabilidad del Emprendedor debe estar dirigida siempre al Negocio, no a la consideración de intereses particulares. Ésta no es una afirmación que niegue Valores, Principios o individuos, simplemente constituye la forma de respetar a TODOS aquellos cuyos intereses estén vinculados al buen desempeño de las actividades organizacionales.

Un Negocio, la Empresa que se forma a partir de él o cualquier Organización, se debe a todos los agentes con los que se relaciona y sirve, no constituye feudo sobre el que se pueda arrogar soberanía particular, por mucho que se sea dueño. Cuando existe ésta irregularidad el Negocio tiene corta perspectiva de vida y muchos intereses afectados.

Los Negocios son impersonales. Si no lo fueran nunca podrían alcanzar la eficiencia necesaria para servir a la comunidad a la que se deben. Las amistades, por otra parte, son intrínsecamente personales, igualmente los vínculos familiares.

Existen individuos que manejan bien la separación entre visión y conducta, pero son muy pocos. Son tan pocos como aquellas personas que separan efectivamente su vida laboral y familiar cuando llegan a casa.

La naturaleza humana conspira contra la posibilidad que la persona común deje el trabajo en la puerta de la casa, y esto afecta la vida del núcleo familiar. Cuánto más serio si lo que se halla en juego no es solo una cuestión laboral sino el destino de un Negocio o una Empresa.

Los vínculos familiares y de amistad son habitualmente intensos y se imponen sobre las consideraciones que demanda el Negocio, privilegiando las relaciones personales sobre las institucionales.

La energía de los individuos es limitada, y cuando se destina a mantener el equilibrio de relaciones personales “íntimas” en simultáneo a los intereses “impersonales” del negocio, debilita la capacidad competitiva. Posiblemente esto sea imperceptible en el corto plazo pero genera un agregado importante en el tiempo.

Incluso en relaciones laborales o de trabajos mecánicos las relaciones familiares y de amistad no son recomendables.

Ahora bien, es diferente activar un Negocio o una relación laboral fundamentada en una amistad y crear ésos vínculos en el Negocio. En éste último caso las relaciones son un producto y no causa de la actividad económica.

Hay más amistades exitosas que se forjan EN el Negocio o trabajo, que negocios exitosos fundados sobre una amistad.

Cuando las amistades emergen del trabajo y tiempo compartido en él, pueden incluso resultar beneficiosas para los resultados generales, dado que generan sinergias importantes. De ello pueden beneficiarse mucho los equipos de trabajo y los esfuerzos colectivos. Pero éste circuito se fundamenta en las relaciones impersonales y transita luego a los vínculos de amistad, no toma el curso inverso.

No son muchas las personas que llegan a entender y aceptar con naturalidad las demandas de “impersonalidad” de las actividades de negocios y de las relaciones profesionales en el trabajo, y esto constituye una manifestación de egocentrismo injustificable. Los negocios, y todas las organizaciones empresariales, son “personas jurídicas” que tienen derechos y obligaciones independientes de aquellos que los formaron o gestionan.

Esto mismo genera que muchos emprendedores y profesionales sean juzgados con severidad, incluso por allegados, cuando actúan en el entendimiento de la “impersonalidad” de los negocios y el trabajo. La mayoría de la gente involucra aspectos emocionales en el tratamiento de todo tipo de relación, y cuando éstas deben fundamentarse en consideraciones eminentemente racionales, causan suspicacia. Pero todo Negocio persigue un bien común, y desde ésa perspectiva debe sacrificar, muchas veces, la ponderación personal.

Ahora bien, todo esto tiene también un ángulo de interpretación muy positiva. Es bueno que en la complejidad que presentan las dinámicas de vida actuales, se hagan esfuerzos por separar conscientemente las relaciones personales de las de trabajo. Esta línea divisoria está cada vez más tenue en la vida moderna, y lo está no porque se imprima mucho celo en la protección de las relaciones personales, más bien porque las relaciones de trabajo están “invadiendo” todos los campos del desenvolvimiento de los individuos.

Conviene establecer un espacio para la amistad y otro para las actividades profesionales y de negocios. El primero es un espacio valioso y el segundo uno necesario. Hacerlo constituye efectivamente una “división”, pero una que ciertamente “multiplica” beneficios.

Fuente: Emprendices

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