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Estos son los 3 pecados capitales en los que no debería caer una marca ejemplar

Cuanto más conocemos cómo funciona el cerebro humano y de qué manera toma decisiones, más evidente resulta que, para cualquier marca, el marketing tradicional ya no es suficiente. Nos dan la clave campos de estudio como la economía conductual, el neuromarketing y la experiencia de cliente.

Podrían decirse muchas cosas sobre este tema, pero, fundamentalmente, hay tres pecados capitales del marketing tradicional que debería desterrar de su marca si quiere tener éxito en el panorama actual. Aunque el proceso requiere de trabajo adicional, la parte buena es que a largo plazo hará el negocio mucho más eficiente. Esto es lo que NO debe hacer:

1. Marketing en vez de branding

El marketing es todo lo que una empresa presenta al mundo: carteles, folletos, correo directo, anuncios en redes sociales, un sitio web, patrocinios del equipo de fútbol local, etc. Cuando la empresa se concentra en el marketing, responde a cada solicitud a medida que llega.

El branding, sin embargo, significa tener una comprensión profunda de lo que es su organización: quién es, qué representa, su personalidad y tono de voz, dónde la encontrará su audiencia, sus colores y todo que constituye el núcleo de su existencia.

Hacer branding es buscar oportunidades que estén en consonancia con quién es y con lo que sus clientes esperan de la marca. Cualquier oportunidad no planificada puede ser rápidamente examinada según los estándares de la marca para determinar si vale la pena la inversión o si no está alineada con ella.

La consistencia es clave para el éxito

Las personas evalúan las marcas de la misma manera que evalúan a las personas. Si usted tuviera un amigo que constantemente estuviera cambiando sus opiniones, su forma de hablar, lo que apoya y el tipo de ropa que usa, ¿le preocuparía su bienestar y pensaría que algo no funciona? De esa misma manera verán los consumidores si su empresa simplemente está reaccionando a las solicitudes a medida que entran. Por eso, cambiar las ideas no es fórmula aconsejable para una gran marca. La consistencia es clave para el éxito.

2. Centrarse en lo que la gente debería hacer

Cuando usted se sienta para crear su campaña publicitaria, diseñar un nuevo producto o reescribir los textos de su sitio web, estás usando su cerebro consciente. Lo hace pensando en cómo actuarán los consumidores si se comportan de una manera lógica.

Sin embargo, los seres humanos no toman decisiones de esa manera. Gran cantidad de estudios e investigaciones han demostrado que las personas tienden a tomar decisiones ilógicas. El ganador del premio Nobel Daniel Kahneman explica que nuestros cerebros están formados por dos sistemas: el sistema rápido y automático uno (subconsciente) y el sistema lento y más manual dos (consciente).

Las personas, aunque ilógicas, son muy predecibles

Estos sistemas no se comunican bien entre sí, y el subconsciente generalmente ejecuta el programa de decisiones. Eso significa que es probable que el subconsciente impulsado por la recompensa ignore su enfoque lógico. Lo mejor de la economía conductual es que ha descubierto que las personas, aunque ilógicas, son muy predecibles. Si usted comprende e implementa los conceptos de cómo el cerebro realmente toma decisiones (frente a cómo cree que debería tomar decisiones), puede aumentar rápidamente las conversiones sin aumentar los costes.

3. Pedirle a la gente que haga demasiadas cosas

Ese cerebro subconsciente tiene mucho que hacer (procesa hasta 11 millones de bits de información por segundo), por lo que, si su mensaje tiene demasiada información o es confuso, tiene todas las papeletas para ser ignorado por el cerebro.

Hay demasiados anuncios que tienen tres o cuatro llamadas a la acción y mucho texto. El cerebro lógico que hace el anuncio podría pensar: «Como no sé cómo querrá contactarnos quien vea el anuncio, le daré todas las opciones posibles, por si acaso». Nada más alejado de la realidad: demasiada información puede provocar una desconexión total.

Por eso, lo mejor es elegir un objetivo para cada pieza. Si la persona que mira este anuncio (o mira esta parte del sitio web, o recoge este folleto) solo puede hacer una cosa, ¿qué debería ser? ¿Qué es lo mejor para su empresa (y para el cliente en este momento)? Una vez que se dé cuenta de eso, asegúrese de que todos los caminos apunten a ese destino para que quede más claro lo que está pidiendo al cliente que haga.

Si está cometiendo alguno de estos pecados capitales, ha llegado el momento de hacer examen de conciencia y propósito de enmienda.

Fuente: Marketing Directo

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