Los riesgos más habituales en la actividad de una startup o un nuevo negocio
«Alcanzar la rentabilidad o, incluso, llegar al break even, son dos de las máximas aspiraciones para cualquier startup. Impagos de clientes que acarrean problemas de liquidez y solvencia, problemas derivados de la falta de venta o dificultades para cumplir con la normativa y regulación vigente, como la nueva regulación PSD2 o la ley de RGPD, son algunos de los riesgos habituales en la actividad de una startup o pyme», sostiene Pere Monràs, CEO y cofundador de Nemuru, fintech que ayuda en la obtención de préstamos online para que los profesionales de las reformas ofrezcan financiación a los clientes en el punto de venta.
“Emprender implica riesgos desde el primer minuto. El hecho de invertir recursos económicos en un proyecto que, a priori, no se sabe si funcionará es el primero de ellos. Pymes y startups afrontan multitud de retos operacionales, financieros y legales en el desempeño de la actividad. Ninguna empresa está exenta de desafíos, pero debido a la naturaleza de las startups son éstas unas de las piezas más vulnerables, por lo que es esencial tener un control riguroso en torno a los riesgos provenientes de los impagos, los riesgos asociados a las operaciones o la legalidad”.
Monràs defiende la prevención, el trabajo y la evaluación constantes para mitigar el impacto de los riesgos en las empresas. “El foco principal de un nuevo negocio es definir correctamente el product market fit mediante el cual se ajusta el producto para estar alineado con las demandas del mercado y las necesidades del cliente. Una vez superada esta parte, se trabaja en pulir y aminorar todos los riesgos asociados”.
Según este emprendedores, los riesgos más habituales en la actividad de una startup o nuevo negocio son:
1. RIESGOS OPERACIONALES
«Las startups, en su fase incipiente, lanzan un mínimo producto viable que es capaz de testearse rápidamente en el mercado entre los clientes potenciales con el fin de medir la aceptación y posible viabilidad del modelo de negocio. Una vez que se ha comprobado su desarrollo operacional, los emprendedores construyen, miden y aprenden constantemente para mejorar el producto o pivotarlo. En todas estas fases existen riesgos operacionales asociados».
2. RIESGO DE IMPAGO Y FALTA DE LIQUIDEZ
«Uno de los riesgos más temidos por los emprendedores son los impagos de clientes que, en el peor de los casos, pueden conllevar a un círculo vicioso capaz de hacer peligrar la estructura organizacional de la empresa. No tener el flujo de caja necesario hace que no se puedan hacer frente a las necesidades asociadas del negocio, como pagar las nóminas de los empleados, los impuestos, afrontar los gastos fijos como alquiler e infraestructuras o pagar a terceros y proveedores».
3. RIESGO LEGAL Y ADAPTACIÓN A LA REGULACIÓN VIGENTE
«Los aspectos legales son una parte fundamental en la cadena del emprendimiento. La protección de datos de los usuarios es vital a la hora de poner en marcha un negocio. También lo es el pacto de socios, por el que se determina el reparto de las acciones y la constitución de la sociedad, así como la determinación de cómo se hará el reparto de dividendos o la salida de los socios en caso de cesar la sociedad. La protección de los datos intangibles, los derechos digitales o la propia fiscalidad son otros de los elementos indispensables sobre los que asentar una correcta legalidad».
4. RIESGO DE MERCADO
«Los arranques son duros para cualquier negocio. El proceso de adaptación al mercado suele ser largo y tedioso y, en ese camino, pueden surgir trabas o problemas asociadas a no alcanzar el suficiente público objetivo o pensar que se ha llegado únicamente a captar a los early adopters, o que la competencia sobrepase al propio negocio o le llegue a hacer sombra con un cambio en ciertos precios o productos».
5. RIESGO DE NO CERRAR PRESUPUESTOS POR FALTA DE FINANCIACIÓN
«Uno de los problemas más comunes a las que se enfrentan startups y pymes es no poder cerrar presupuestos de clientes por la falta de financiación. Las herramientas tecnológicas de intermediación financiera vienen a solucionar este problema, ya que ponen a disposición de los profesionales la posibilidad de ofrecer financiación inmediata a su cliente en el momento previo a cerrar el acuerdo. De esta manera, incrementan hasta un 30% el volumen de clientes y la inversión que éstos realizan. En el caso de Nemuru, a aquellos del sector de las reformas del hogar».
6. RIESGO DE INSATISFACCIÓN DEL CLIENTE
«Se estima que sólo un 10% de los clientes insatisfechos se queja abiertamente en la empresa. La gran mayoría, 9 de cada 10 consumidores, no hace referencia a la queja de manera abierta a la propia empresa, sino que manifiesta su malestar por otras vías. Estos clientes silenciosos son aquellos en los que se debe poner un mayor foco. Es imperante conocer cuáles han sido las causas del malestar e intentar atajarlas cuanto antes, ya que un cliente insatisfecho se puede convertir en un detractor de la marca entre su círculo más cercano y hacer eco de su situación por otras vías como redes sociales”.
Fuente: Emprendedores