Toma en cuenta estos 4 factores para alcanzar tus metas
Hay un factor indispensable para poder alcanzar tus metas: debes conocerte muy bien a ti mismo. No se trata solo de visión de futuro, estrategia y trabajo, es necesario conocer estados y potencialidades. Esto es igual a planificar un viaje de vacaciones en automóvil: hay que invertir tiempo en la evaluación del destino, las actividades que se llevarán a cabo, los presupuestos, etc., pero hay que conocer con igual detalle el vehículo en el que se viaja.
Puedes alcanzar muchos propósitos que te plantees en la vida si inviertes talento y el esfuerzo necesario, pero no podrás maximizar tu potencial si no eres completamente honesto contigo mismo.
Todos propendemos a mentirnos un poco (y a veces más que un poco), a nosotros mismos. No nos agradan ciertas cosas de lo que somos o hacemos y las cubrimos con un manto de piadosa falsedad. Con el paso del tiempo terminamos creyendo nuestras propias mentiras y perdemos tiempo precioso que se hubiera invertido en la rectificación de problemas o la reafirmación de virtudes y fortalezas.
Ser honesto con uno mismo es el punto de partida para la evolución: el inicio para llegar a ser aquello que se desea o ya no ser lo que se es. De esto se trata el esfuerzo de configurar el destino y alcanzar tus metas.
Estos son los 4 factores a considerar para ello:
1.- Consciencia de quién y cómo eres.-
Acá comienza la honestidad contigo mismo. Quién eres, cómo actúas, de qué forma procesas los cambios, fracasos, triunfos, carencias, frustraciones, etc.
Debes conocer esto de ti con absoluta fidelidad, porque así podrás aprovechar y evitar lo que corresponda. Hay cosas que funcionan contigo y otras que no. Existen hechos que soportas mejor que otros, situaciones que evitas y ocasiones que buscas, cosas que te gustan y te disgustan.
Éste conocimiento es vital para ser EFICIENTE en el trabajo de alcanzar tus metas. Ése es el nombre del juego: eficiencia. Habrá tiempo luego para todo esfuerzo de transformación y crecimiento, para cambiar y mejorar lo que se quiera. Pero lo primero y fundamental es conocerte a ti mismo. Así consigues ser eficiente en la gestión de los recursos que te llevarán a tus metas.
Si no estás seguro de ser sincero contigo mismo, o finalmente “no te conoces lo suficiente”, recurre a la opinión de otras personas. Aquellas en cuyo criterio confíes y que tengan la disposición de ser sinceros. Trabaja para que ellas ayuden a “pintar tu retrato”, con todo el detalle que sea posible.
Para esto mismo hay que tener una buena dosis de coraje, porque debes estar dispuesto a escuchar lo que tú mismo te ocultas. El resultado valdrá muy bien todo el esfuerzo, porque tendrás una idea completa y cabal de quién eres, del estado del que partes en el afán de alcanzar tus metas.
2.- Apuesta a tus fortalezas.-
Establece tus metas considerando primero las fortalezas que tienes. Juega a ellas. Apuesta por ellas. En esto consiste el ser eficiente: tus fortalezas imprimen poder en las tareas, aumentan el ritmo de las acciones y acortan su duración.
La mayoría de las personas dedican más tiempo a resolver y superar sus debilidades que aprovechar sus fortalezas. Y esto no es necesariamente malo, en tanto el enfoque de vida esté siempre en las fortalezas, porque de lo contrario no se maximizan los potenciales y no se llega a la eficiencia.
Está bien que trabajes para cambiar tus debilidades en fortalezas, pero actúa HOY en función de tus virtudes. Apuesta a tus fortalezas. ¡Ése es el juego en el que tienes mayores probabilidades de ganar!
3.- Respeta tus debilidades.-
Mientras tus debilidades sean tales, deben recibir el mayor respeto de tu parte. ¡Respeto!, ése es el término.
La palabra proviene del vocablo latín “respectus” que significa atención o consideración. El respeto está relacionado con la veneración y el acatamiento, e incluye miramiento y deferencia.
Todo esto es lo que debes profesar a tus debilidades: atención primero, consideración luego. Veneración y acatamiento, miramiento y deferencia. ¡Nada de esto es poco relevante!, por el contrario, es de vital importancia para ti mismo.
Las debilidades y los defectos se deben trabajar y superar, hay coincidencia en ello, pero en tanto existen no pueden ser ignorados, y mucho menos rechazados. Deben ser respetados. No hacerlo es una necedad, porque las debilidades tienen inmenso poder en las personas, mucho mayor al de virtudes y fortalezas.
Respeto por las debilidades. Esta es la clave para la eficiencia en la tarea de alcanzar tus metas, y en realidad para todo efecto de evolución que busques como persona. ¡Respeto!, nunca resistencia o rechazo. Bien está dicho: lo que resistes, persiste, y lo que ignoras “nunca calla y a gritos llama”.
4.- Toma tu carril y mantente en la línea.-
Si apuestas a fortalezas y respetas tus debilidades cuentas con una posición ganadora. Ahora bien, la tienes en aquello que dominas. En el área en que destacas por tus conocimientos y experticia.
Esto no se hace extensivo, per se, a otras cosas o especialidades. Por esto la recomendación se orienta a que mantengas la línea. A que seas fiel a tus capacidades y no hagas extensiva tu eficiencia, ni tu propio éxito, a temas, tópicos o situaciones que desconoces. Hacer esto último es otra invitación al fracaso, es una forma equívoca de entender el éxito y las virtudes que uno tiene.
En muchos sentidos el éxito es más riesgoso que el fracaso, principalmente porque nubla la visión y envanece.
Enfoca tus fortalezas y energía en aquello que conoces, así alcanzarás tus metas con la precisión de un rayo de luz concentrada. No desvíes atención y recursos asumiendo que el éxito te otorga el derecho de ampliar precipitadamente tu visión, objetivos y áreas de trabajo. La vida es una justa de resistencia, no es una prueba de velocidad. Toma tu carril y mantente en la línea, es la mejor manera de ser muy competitivo.
Fuente: Emprendices