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7 hábitos que conducen al fracaso

¿Cuáles son los hábitos que conducen al fracaso? Según el contexto la respuesta puede variar, pero cuando comparamos las similitudes que tienen las empresas con nuestras vidas, los causantes del éxito y el fracaso pueden ser los mismos.

Nuestra vida es una empresa y nosotros somos los CEO, estamos encargados de tomar decisiones trascendentales y de ejecutar y supervisar las operaciones más importantes. ¿Por qué no damos un vistazo a los malos hábitos que han llevado al fracaso a los CEO de las empresas más importantes?

Sydney Finkelstein y su equipo de colaboradores, se dieron a la tarea encontrar por qué diferentes negocios que al parecer no tenían nada en común fracasaban por las mismas razones. Estudiaron más de 50 empresas y encontraron una serie de patrones que conducen al fracaso, en gran medida porque sus líderes tenían en común 5 o 6 de los siguientes malos hábitos:

Hábito #1: Se ven a si mismos y a sus compañías como dominadores de sus entornos, no simplemente como una parte de los mismos.

Tienden a pensar que pueden dominar los factores que los harán tener éxito o fracasar. Además piensan que ellos y sus compañías son invulnerables, ya que son un eje central en las necesidades de sus proveedores y clientes.

Hábito #2: Se identifican tanto con su empresa que no hay un límite definido entre sus intereses personales y los intereses corporativos.

Al tomar decisiones para la compañía, lo hacen persiguiendo objetivos propios; ya que ven a la empresa como una extensión de ellos mismos, sin importar que esas decisiones no traigan beneficios para la compañía. En muchos casos, al momento de invertir hay un factor común: ¡invierten sin ninguna proporción! Esto debido a que piensan que están invirtiendo en ellos mismos.

Hábito #3: Piensan que tienen todas las respuestas.

Usualmente deslumbran a los demás son su rápida toma de decisiones, ¡lo hacen parecer fácil! Los problemas que parecen imposibles de resolver ellos los calculan y toman determinaciones vitales en muy poco tiempo. Es un hábito, no importa que no estén seguros de las ramificaciones de su decisión, deben mostrarse determinados.

Lo más peligroso es que como piensan que tienen todas las respuestas, no están abiertos a escuchas otras alternativas.

Hábito #4: Eliminan despiadadamente a quien no esté con ellos.

Los CEO son contratados porque tienen una visión y es perfectamente normal que al ocupar el cargo la quieran inculcar en toda la empresa. El problema empieza cuando otras personas no comparten la misma visión; su tendencia es despedirlos o limitar su poder de decisión.

Está bien querer que todos vayan hacia el mismo lado, pero ¿qué tal si están equivocados? Escuchar a los demás es vital para un buen liderazgo, no solo porque puede ampliar nuestro rango de visión, también por el ambiente positivo que brinda la libre expresión.

Hábito #5: Son excelentes oradores…y solo eso.

Grandes CEO permanecen en el ojo del público, están a cargo de compañías importantes y lo que pase con estas puede influir en la vida de muchas personas. Por eso una de las características importantes en un CEO es su capacidad de comunicación. Frente a la cámara deben ser positivos, influyentes, motivadores y por encima de todo, dejar muy en alto el nombre de las compañías que encabezan. Sin embargo, muchos se quedan en solo eso. Es lógico, si estás obsesionado con tu imagen y las relaciones públicas, ¿a qué hora te dedicas a manejar la empresa?

Hábito #6: Subestiman los obstáculos.

Hacer de cuenta que los más grandes obstáculos son “impedimentos temporales” es un gran error. La obsesión por perseguir su visión los lleva a ignorar detalles que son de gran importancia, con la premisa de que “todos los problemas se pueden resolver”. Es una postura muy positiva, desafortunadamente es errada, no todo se puede resolver y si en caso de ser posible, puede ser a un gran costo.

Hábito #7: Confían obstinadamente en lo que ya les funcionó en el pasado.

En su búsqueda de la certeza en un mundo que es impredecible, se inclinan siempre por apostarle a lo que funcionó en el pasado. ¿Hay que invertir? Hagámoslo en el área que nos trajo más beneficios antes. Pero, ¿qué tal si el target no es tan fuerte como antes? En muchos casos temen a innovar, porque en el pasado fueron exitosos sin necesidad de “gastar de más”.

Fuente: Modo Emprendedor

 

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