De qué sirve ser ‘influencer’ dentro de su propia compañía
Hay quien brilla con luz propia en su empresa, con una marca personal interna potente. La cuestión es si tal estrategia merece la pena, aun cuando no se traduzca en más sueldo, cargos o beneficios tangibles.
Una marca personal externa lo hace brillar en las redes sociales y puede convertirlo en un profesional influyente. Pero, ¿y su marca interna? Quizá deba plantearse hasta qué punto merece la pena ser un influencer en su empresa, a pesar de que ser importante dentro de su compañía no se traduzca en beneficios tangibles, como un ascenso, un cargo o un aumento de sueldo.
Para Guillem Recolons, socio de Soymimarca, “gestionar nuestra marca personal consiste en el arte de invertir en nosotros mismos sobre la base de crear valor para los demás”.
Tiene mucho que ver con la pregunta de qué debemos hacer para destacar dentro de una organización. La respuesta, para Recolons, es “hacer que los demás brillen”. Esto no suele implicar beneficios tangibles inmediatos, de modo que esta estrategia no es apta para cortoplacistas.
Recolons cree que “hacer que los demás brillen sin pedir nada a cambio nos posiciona como proveedores de valor, que es la quintaesencia del personal branding: generar valor real y percibido (y no vale el uno sin el otro)”.
En tal sentido, recuerda que todos tenemos clientes: “Un administrativo tiene un cliente interno, pero es uno al fin y al cabo. Un comercial tiene muchos clientes externos. Sea cual sea el tipo, nuestro plan para brillar es ponernos en su lugar, entender qué objetivos tiene, qué sueños persigue y ponernos a trabajar en silencio para lograrlo”. Valora el hecho de convertirse, incluso sin saberlo, en un influencerinvisible a quien nadie pondrá medallas a priori, aunque pueda llegar a ser reconocido como alguien que, de forma voluntaria y altruista, pone los intereses ajenos por encima de los propios. Así llegan los beneficios tangibles, en forma de promoción interna, de mejor retribución, o de condiciones laborales satisfactorias.
Andrés Pérez Ortega, experto en estrategia personal, considera que “destacar y sobresalir dentro de una organización no es más que una forma específica de hacerlo en un entorno más amplio. Básicamente lo que cambia es el tamaño del mercado o el ecosistema en el que se pretende ejercer la influencia y generar un impacto.
Lo interesante es que la mayor parte de los esfuerzos realizados por un profesional para ocupar un lugar preferente en el interior de una compañía tienen unos efectos colaterales a medio o largo plazo fuera de ella aunque no se tenga intención de salir de la misma”.
Por su parte Eva Collado, consultora estratégica de capital humano, considera que para impulsar una carrera dentro de la propia empresa es necesario ofrecer un valor añadido a lo que se hace normalmente, y cita algunas claves que te harán brillar internamente: “Si sabes, tus opiniones cuentan y te abres puertas a nuevas posibilidades de cooperar en otros proyectos dentro de la empresa”.
Además, la actitud también te hará crecer: “Si te muestras cooperante y ayudas a terceros a conseguir logros y resultados te conviertes en alguien a quien recurrir y a tener en cuenta”.
A esto se añade la necesidad de aprender a medir el impacto de nuestras acciones para ganar la confianza de los demás a partir de nuestro ejemplo.
Andrés Pérez también sugiere algunos principios para ser influyente en la propia organización. Se refiere a las cinco “P” del prestigio:
Propósito
Cualquier organización o profesional que destaca tiene unos objetivos, misión, visión y valores claros. Cuando se tiene bien definido lo que se espera conseguir, se genera confianza y se potencia el liderazgo.
La mayoría de los profesionales simplemente se dejan llevar, así que quienes tienen un plan estratégico establecido serán percibidos como más brillantes. Si además el propósito del profesional y el de la compañía están alineados, el avance puede ser mucho más rápido… Salvo que quienes le rodean le consideren como una amenaza por la misma razón.
Producto
Un profesional en la situación actual debe considerarse a sí mismo como un proveedor de servicios que, para brillar, debe esforzarse por superar las expectativas, por actualizarse (mentalidad de I+D profesional), por aprender y encontrar un área de especialización y desarrollar sus propios estándares individuales como YO S.A. para aportar más valor que sus competidores.
También este afán por mejorar puede ser visto como una amenaza por quienes han tirado la toalla, pero cada cual debe asumir su responsabilidad.
Público
Para el profesional YO S.A. también existen los stakeholders que potencian o frenan su trayectoria. Debe tener claro quién es su “cliente”, sus competidores, sus “socios”, sus prescriptores y aliados. Un jefe-cliente puede ser un jefe-competidor o un jefe-prescriptor. Lo importante es tener claro quién es quién dentro de la organización y qué influencia tendrá en nuestro progreso.
Los mejor situados en el organigrama no siempre pueden hacer que brillemos más.
Posicionamiento
Un profesional no puede limitarse a hacer bien su trabajo. Debe ser fiable y generar sintonía. Para sobresalir y ser valorado hay que ser reconocido como alguien en quien se puede confiar. Eso implica hacer bien tu trabajo de forma consistente durante el mayor tiempo posible y conseguir que otros hablen bien de tu actividad.
La sintonía es la parte más emocional de la relación y consiste en encontrar elementos comunes o valores compartidos. Cuando consigues ser conocido como alguien coherente, que hace un trabajo sin sobresaltos y genera una conexión personal, entonces tienes todas las papeletas para ocupar un lugar de honor en la organización.
Promoción
La visibilidad y el márketing personal pueden estar limitados dentro de una empresa, pero todavía hay muchas otras opciones para brillar: intranet, ferias y reuniones de trabajo, gestión de grupos de proyectos, convenciones, máquina de café, comidas de trabajo, formación, o redes sociales internas.
Fuente: Gestión