No le temas a los precios de la competencia
No le tema a los precios de la competencia. Témale a no poder explicar los suyos. Usted no es víctima de la competencia, o del poder de negociación de clientes con grandes volúmenes que presionan por bajarle los precios.
No es víctima de la economía o de lo que pasa a su alrededor. Es víctima de su falta de diferenciación; de no darle razones suficientes a los clientes para que entiendan por qué es una mejor opción, especialmente si cuesta más que sus competidores. Entienda qué tiene, qué resuelve mejor que no resuelve otro en el mercado, y que es importante para su cliente. Así se podrá parar frente al cliente y estar seguro que tiene algo relevante, que tiene poderosos diferenciales.
No le tema a los precios de la competencia. Témale a no poder demostrar los suyos. Para vender barato no se requieren vendedores. La principal misión que tiene, comercialmente hablando, es demostrar valor. Porque el precio es una relativa percepción de valor.
No hay nada caro o barato per se, depende de lo que el cliente perciba que está recibiendo a cambio. Aspectos tangibles o intangibles que suman a su propuesta de valor. No se queje de la competencia o del poder de los clientes. Enfóquese en buscar alternativas, encuentre o construya sus diferenciales y deje de competir por precio.
Fuente: Bien Pensado